A lo largo de la historia, las figuras que pasaron por el Ministerio de Economía de la Nación dejaron frases icónicas que perduran en la memoria de los argentinos, y que definen los contextos históricos en la que fueron dichas, generalmente, en medio de una crisis financiera.

A continuación, las expresiones más destacadas de los funcionarios liberales. Desde Álvaro Alsogaray y José Alfredo Martínez de Hoz hasta Domingo Cavallo, Alfonso Prat-Gay y Nicolás Dujovne.

"Hay que pasar el invierno"

La histórica frase fue pronunciada en junio de 1959 por el entonces ministro de Economía, Álvaro Alsogaray, durante el Gobierno de Arturo Frondizi. Fue durante un discurso en el que reconoció: "Lamentablemente, nuestro punto de partida es muy bajo. Muchos años de desatino y errores nos han conducido a una situación muy crítica. Es muy difícil que este mes puedan pagarse a tiempo los sueldos de la administración pública. Todavía seguiremos por algún tiempo la pendiente descendiente que recorremos desde hace ya más de diez años. Se ha cometido un error en definir a este programa como un programa de austeridad, dejando que cada uno de los habitantes del país viva como pueda y como quiera. Las medidas en curso permiten que podamos hoy lanzar una nueva fórmula: ‘Hay que pasar el invierno’".

"La gente nunca tuvo más plata que ahora"

Lo dijo José Alfredo Martínez de Hoz, que ejerció como ministro de Economía entre 1976 y 1981, en la dictadura cívico militar presidida por Jorge Rafael Videla junto con la Junta Militar. La frase fue pronunciada en 1980, en una época en que los niveles de inflación anual superaron el 100%, se generó una fuga del 25% de los depósitos bancarios, los cuatro bancos más importantes del sistema fueron liquidados, las exportaciones cayeron un 20% anual y las importaciones subieron un 30%.

"El que apuesta al dólar, pierde"

En 1981, Lorenzo Sigaut, quien se desempeñó como ministro de Economía durante el período del gobierno de facto del general Roberto Viola, utilizó la frase “el que apuesta al dólar, pierde” poco antes de una gran devaluación, con el objetivo de desalentar maniobras especulativas. La misma pasó a la historia como ejemplo de la falta de credibilidad de la política.

"Les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo"

Dicho por el ministro de Economía, Juan Carlos Pugliese, en 1989, en medio de una gran crisis financiera, luego de un discurso que intentó frenar la corrida cambiaria bancaria. Fue cuando el expresidente Raúl Alfonsín transitaba su sexto año de gobierno y la inflación y la deuda externa azotaban a la Argentina.

La frase fue pronunciada cuando faltaban dos semanas para las elecciones, en la previa de la presidencia de Carlos Menem. En ese entonces, Pugliese difundió un mensaje por cadena nacional donde anunció un aumento de las tarifas—en una sociedad que vivía con cortes de electricidad programados—y creó un impuesto a las exportaciones industriales y agropecuarias del 30%.

A su vez, dispuso el tercer feriado bancario en dos meses, para evitar la disparada del dólar. Sin embargo, días después, el mercado de cambio se mostró indomable. En este contexto, reconoció públicamente que hablaba un idioma distinto al de los mercados y pronunció la frase que quedó grabada en la memoria de los argentinos.

"El peso, que a partir del 1 de enero de 1992 valdrá igual que el dólar, es una moneda destinada a perdurar con ese valor por muchos años" 


Fue en 1991 cuando el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, explicó por cadena nacional el “Plan de Convertibilidad” que comenzaría a regir el 1 de enero de 1992. En ese contexto, anunció el inicio del “uno a uno entre el dólar y la nueva moneda, el peso argentino”.

La medida tomada por el gobierno de Carlos Menem se extendió durante 11 años. El 6 de enero de 2002, luego de las duras consecuencias que sufrió la economía y tras el estallido social de 2001 fue derogada por el presidente interino Eduardo Duhalde.

"Hemos tenido que adoptar una medida transitoria de limitación a la extracción de dinero en efectivo"

Esta frase también fue pronunciada por Domingo Cavallo, a principios de diciembre de 2001, durante la presidencia de Fernando de la Rúa, para anunciar que los ahorristas solo podían retirar hasta 250 pesos (dólares) de sus cuentas bancarias. La medida se conocería como el “corralito”.

La decisión desencadenó en varias jornadas de protestas que culminaron con la represión policial en Plaza de Mayo, 38 muertes en distintos puntos del país y la posterior renuncia de Cavallo y posteriormente, la del presidente De la Rúa, durante el estallido social de diciembre de 2001. 

"Una factura de luz que pasa de $150 a $350 equivale a dos pizzas"

Lo dijo Alfonso Prat-Gay durante la presidencia de Mauricio Macri, en un intento de defender un fuerte aumento en las tarifas de luz y gas anunciado por el exministro de Energía, Juan José Aranguren, a fines de 2015.

"Asustan los porcentajes cuando decís cuánto van a subir. Pero, una factura que se pagaba $150 y pasa a $350. Es una diferencia de 200 pesos, que equivale a dos pizzas. Creo que esa es la discusión que hay que tener", dijo en ese entonces. 

El aumento tarifario anunciado en ese momento era la consecuencia de la quita de subsidios a las empresas distribuidoras de energía. Mientras que el 80% de los alcanzados por el incremento serían los hogares, el otro 20% aplicaba a las industrias.

“Hemos decidido recalibrar nuestras metas de inflación vigentes para los años subsiguientes"

También durante la gestión de Macri, el exministro Nicolás Dujovne decidió "recalibrar nuestras metas de inflación vigentes para los años subsiguientes”, a fines de diciembre de 2017. "Hemos demorado nuestra meta de inflación de 5% del 2019 al 2020, así como el objetivo de 10% ha sido trasladado al 2019. Para el 2018, la meta de inflación es del 15%", había detallado.

En este contexto, explicó: “Habiendo transcurrido dos años del anuncio de las metas anteriores, hoy tenemos una visibilidad mucho más clara de cuál de dónde están los precios, cuál es nuestra política fiscal y cuál es nuestra política monetaria. Por eso nos sentimos mucho más seguros en términos de las metas de inflación a la que podemos comprometernos”. 

Lo cierto es que en 2019, la tasa de inflación promedio de Argentina registró su punto más alto, al colocarse por encima del 53%, cifra con que el gobierno de Cambiemos terminó su ciclo.